Medio dormida, le di un manotazo a un cosquilleo en mi hombro. Sucedió de nuevo, y yo instintivamente lo alejé. El cosquilleo regresó, viajando a través de mi espalda. Oh. No fue una brisa aleatoria u otra pluma que había escapado de mi almohada.
Eran besos.
Con los ojos todavía cerrado, sonreí para mi mientras Maxon apartó un mechón de cabello para encontrar un nuevo lugar para besar. Despertando con la sensación de la respiración de Maxon en mi piel me recordó cómo terminamos envueltos en estás sabanas en primer lugar.
Me reí mientras su boca tocaba un punto delicado en mi cuello.
"Buenos días cariño." susurró.